Colombia, pese a no encabezar la lista de países latinoamericanos con mayor población indígena, cuenta con una riqueza aborigen descomunal, debido a la cantidad de pequeñas tribus que se dispersan a lo largo y ancho del país, cada una de ellas con una idiosincrasia particularmente especial y diferenciada del resto. Esto hace que los etnólogos consideren Colombia como uno de sus destinos preferidos para sus estudios de campo acerca de las comunidades de Indígenas de Colombia, por ser estas antiquísimas y místicas culturas. Los Kogui son una de las más interesantes.
Los Kogui o guardianes de la armonía del mundo, que se autodenominan hijos de la tierra, son pretendidos protectores del equilibrio de todos aquellos seres que habitan sus tierras, la inaccesible y recóndita Sierra Nevada de Santa Marta. Sus usos y costumbres permanecen intactos desde la época precolombina, habiendo visto inalterada su cultura durante centenares de años.
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Nombres de las comunidades de Indígenas de Colombia.
Un 4.4% de la población colombiana está identificada como indígena, un porcentaje que si bien puede parecer anecdótico, teniendo en cuenta que el censo actual apenas reconoce 51 millones de personas, esconde a más de 40 pueblos indígenas diferentes. Algunas fuentes apuntan a la posibilidad de que estas estimaciones sean muy vagas, elevando esa cifra por encima de los 100.
La desafección de los sucesivos gobiernos colombianos hacia estas gentes ha provocado este baile de cifras, donde ni siquiera se tiene un registro certero de cuantas tribus existen en el país. Cada tribu alberga una mirada diferente del mundo que es preciso tomar en consideración.
Las más reseñables del país son: wayú, arhuaco, arzario, chimila, kogui, yukpa, zenú o tulé. Esto es solo una pequeña muestra de los secretos que Colombia guarda dentro de sus fronteras.
Origen.
Se estima que los aborígenes colombianos llevan poblando las tierras que habitan desde hace al menos 30.000 años. Colombia es el nexo de unión entre América del norte y América del sur, el lugar de paso que abrió el sur del continente a aquellos hombres de la edad de hielo. El influjo cultural de Colombia es enorme, poseyendo caracteres centroamericanos, caribeños y andinos.
No todas las etnias comparten un origen en común, siendo muchas de ellas una reminiscencia de los caribes. De ahí, precisamente, de esta confluencia propiciada por ser geográficamente tierra de paso, surge esta riqueza etnográfica en el país.
Dónde están o estaban situados.
Cuando los españoles llegaron a Colombia, la distribución de los grupos era más o menos la siguiente. En la denominada península de la Guajira, se instalaba la cultura Arawak. En la Sierra Nevada de Santa Marta, la confederación de los Tayrona, aglutinaba diferentes pueblos. En occidente, dominando el Atrato, se expandían los Tule. Mientras tanto, la Costa Pacífica estaba ocupada por los Chocó.
Muchas comunidades resistieron al dominio español, pero aquellas que se enclavaban en La Ruta de los Conquistadores fueron desapareciendo, sin dejar apenas ningún vestigio de su presencia. La organización territorial ha ido sufriendo transformaciones a lo largo de los años, y no fue hasta 1991, con un cambio de constitución, que los pueblos aborígenes fueron reconocidos como ciudadanos de pleno derecho.
Religión de las comunidades de indígenas de Colombia.
Casi todos los pueblos originarios de Colombia participan activamente en lo que podríamos denominar como exaltación a la tierra, donde todos los seres vivos están dotados de un significado transcendental. De ella viven, en la misma habitan, y a ella rinde pleitesía y tributo para que les entregue sus tesoros.
Se conservan muchos que están enquistados en las culturas de las comunidades de indígenas de Colombia, mitos que forman parte indisoluble de su concepción del mundo, y que tratan de dar respuesta a la creación del todo. El nexo que les une es precisamente la idea de que los elementos, las plantas y los animales desempeñan un papel fundamental en la historia de la creación.
Tradiciones o modo de vida.
Lo cierto es que sus modus vivendi son bastante variables, en función de su situación actual. No fueron pocas las tribus que renunciaron a sus orígenes, abrazaron el cristianismo, y hoy viven inmersos en la cotidianidad de la gran urbe, alejados ya casi totalmente de sus tradiciones. A pesar de todo, algunas todavía persisten sin haber visto alterada su forma de vida.
Casi en completa marginalidad, sin un Estado que vele por su interés y derechos. Tradicionalmente, han sido pueblos agricultores, que han practicado ocasionalmente la pesca y la caza. Los Wayú por ejemplo, viven de la explotación de cabezas de ganado, cabras y ovejas principalmente.
Curiosidades.
Siempre resulta curioso escuchar acerca de los mitos creacionistas de los pueblos originarios, y hoy vamos a deleitarnos con el caso de los Nukak Maku, que habitan la región amazónica colombiana:
Dicen que Idn Kamni creó el mundo, a partir de saliva y tierra. Lo hizo antes de que fuera arrasado por el fuego procedente del Río Venado. Los primeros moradores llegaron en una canoa serpiente que dejó sus huevos en los rápidos del Río Leche. Los jaguares mataron al pueblo de Idn Kamni, y este decidió vengarlos con los rayos. Luego, con goma de árbol balata, y soplando con humo, formó a una mujer culebra que sería su esposa, y alumbraron a todas las alimañas del planeta.